Un océano familiar

Comida para todos, con toques mediterráneos y buena provisión de producto marino, bajo una grata terraza que mira al mar sin remilgos. Un espacio para el agrado.

Lo que da vida a Casa Dominga, sobre todo en estos tiempos, es el espacio al aire libre que mira al mar. Mira hacia un Algarrobo entre cálido y nostálgico, que invita a un poco a la introspección y a la vez a la compañía familiar. Por eso tiene mesones para compartir, para disfrutar entre varios (ahí como se pueda) de una propuesta donde la sencillez manda. Lo hace gracias a clásicos como machas a la parmesana, o con la calidez otoño-invierno de caldillos de congrio o de pailas marina. Esa evocación a la comida de caleta se complementa con una larga lista de platos, algunos de corte mediterráneo, donde resaltan los cebiches, las ensaladas, o una selección de picadillos, pizzas y empanadas que satisfacen al visitante, sin poner en riesgo el bolsillo. Es así, pensado para el goce de muchos, de cara al mar, buscando el relajo bajo una terraza que ofrece sabor y, en cierto sentido, una guarida con estilo en el tradicional balneario del litoral central.