Marcando la diferencia

Un restobar que gracias a su impronta distendida, platos de tamaños generosos e ingredientes de calidad, suma adeptos durante las tardes y noches nortinas.

La movida antofagastina no se entiende sin la combinación entre cócteles y comida. La noche se alarga frente al mar, en la extensa avenida Croacia, donde la competencia por los clientes es dura. Se necesita marcar la diferencia como hace La Culpa; ganarse al público con una mezcla entre ingenio, sentido común y preparaciones honestas. En un primer término, el espacio, con escenografía de chiringuito playero y comodidad a todo evento. Luego aparece una considerable lista de cócteles y tragos, generosos en tamaño, con destilados de primera y colorido garantizado. Para finalmente llegar a la comida, provista de opciones también donde las dimensiones importan. Aparecen alternativas frescas de raigambre peruana como los cebiches, tiraditos y causas, entre otras. A eso se suman opciones en carnes que van desde los tártaros hasta las entrañas Angus a la parrilla, aparte de machas a la parmesana, tatakis, brochetas y carnes como el vacuno wagyú y el jabalí, desde este mes de abril. Recetas pensadas para disfrutarlas en grupo, escuchando buena música, conversando fuerte; viviendo una bohemia estilosa donde pocos destacan. La Culpa es uno de ellos.