Con temple y sabor a sur

Nuevo espacio, más grande y con vista al lago, sumado a una propuesta inclinada hacia lo local, marcan la pauta en este grato comedor que mezcla modernidad y platos criollos.

Partieron en una pequeña casa que a poco andar y conforme se posicionaron como un gastrobar se les hizo aún más chica, literalmente. Cinco años más tarde, están en el sector norte, pegados a hotel Cabañas del Lago y con una mirada diferente. Siguen siendo un local con una carta concisa, sabrosa, preocupada del producto y de la estacionalidad. Lo que ha cambiado es la búsqueda de una identidad criolla y sureña. La que se expresa en opciones como la Lengua tibia con papas cocidas y salsa tártara; en el Congrio y mariscos en caldo, Ostiones a la parmesana, el Asado de tira con puré cremoso o en el Cordero confitado a La Jardinera, su plato emblema. Ejemplos de una propuesta de visos caseros al plato, contundente, sin remilgos. Algo que hace un peculiar juego con un espacio amplio y moderno, pero a la vez cálido y con una vista envidiable al lago Llanquihue. Un lugar con una carta de vinos considerable -más de 50 opciones chilenas y extranjeras- pero sobre todo, con sabor y sentir del sur.