Todo es carne

Un espacio necesario en Calama. Carnes vacunas de alta calidad, aparte de otras opciones, que suben la vara en lo que a proteína animal se refiere.

El rojo de sus paredes sirve, entre otras cosas, para entender dónde están los clientes: en un espacio consagrado a las carnes. Son vacunas, de preferencia, pensadas y montadas para tentar. Satisfacer un instinto primario con armas gourmet. Es que la fortaleza de este restaurante, clave en Calama por su estilo, son los cortes rotundos. La gama de lomos, entrañas infaltables, un asado de tira, que aparecen de dos maneras posibles, dependiendo de las razas cárnicas. Angus de un lado y del otro, cebú: esas vacas jorobadas del trópico, de carne enjundiosa. Hay un apartado de menudencias de grata prestancia, como las Lenguas de cordero al estilo de la casa, o Camarones salteados al ajo; aparte de un nutrido contingente de guarniciones, desde ensaladas a verduras parrilladas, que aportan un necesario toque de distinción, más allá de la proteína animal. Detalles que resaltan a este espacio, como uno de los imperdibles en la ciudad del cobre.