Repartiendo sabor marino

En formato delivery, este tradicional enclave regional ofrece variadas maneras de comer pescados y mariscos, manteniendo un sello criollo que le ha dado fama a nivel nacional.

Un espíritu recorre las calles de Antofagasta y lo hace en forma de pisco sour. Las famosas jarras que repartían el clásico cóctel por las mesas de Tío Jacinto, ahora son botellas que viajan por toda la ciudad casi como un elixir para la memoria. Es uno de los sellos dejados por Mario Gutiérrez padre, fundador de un restaurante que sigue siendo parte del inventario de la calidad gastronómica en el Norte Grande. Ahora el formato es distinto, porque el reparto a domicilio es su alternativa. Los pescados y mariscos forman su razón de ser. Desde el área de los guisados, el Chupe de jaiba es un imperdible, lo mismo que los generosos trozos de Albacora grillada, que saben llegar a casa a la temperatura correcta. Lo mismo sucede con los Langostinos a la mantequilla, los surtidos de mariscos o el Congrio frito con agregados a elección. Una lista de preparaciones, entre otras tantas, cruzadas por la calidad de sus productos -frescos, de caleta- bajo un formato que tributa a la cocina costera chilena. Son más de 40 años de trayectoria que hoy llegan de otro modo a la mesa, pero bajo el mismo espíritu.