El color de la Patagonia

Productos de temporada, territoriales, le aportan colorido y formas a un espacio consagrado a la cocina de mercado. Todo lo bueno de Aysén al plato.

Más allá de los problemas de comunicación con la zona austral, Chile Chico vibra en verano también desde lo gastronómico. En buena parte gracias a esta casona, que data de los años ’50 en la zona y que acoge un ideario que conecta con el territorio. Su carta no es tal, sino platos del día, de acuerdo con lo que aparezca desde los campos aledaños y de la región. Morillas para los risottos, azafrán cultivado en el área, las carnes vacunas regionales -de excelente calidad- y para qué decir corderos; a eso se suman ensaladas del huerto con zanahorias, betarragas o papas con diversos colores y formas. Todo eso se une para ofrecer un panóptico aysenino, hecho carnes a la grilla, pastas, entre otras opciones. Un lugar para disfrutar el territorio en pleno.