Rigor y excelencia

Dos décadas de prestigio en la ciudad, les dan crédito amplio en esta nueva etapa de reparto de comida a domicilio. Opciones y apegadas a su tradición, forma parte de un ideario en esencia sobrio, contundente, efectivo sobre todo para días invernales.

Hay sabores arraigados a un sentir centroeuropeo, qué duda cabe en un restaurante con ese nombre. Aunque su valor para Viña del Mar se ciñe más al rigor y la solvente sobriedad con que han llevado, por 20 años, las riendas de un ideario que puede mutar de formatos, pero que mantiene una prestancia envidiable. En esta etapa nueva para ellos, la del reparto a domicilio, ofrecer un Pernil asado de cerdo de piel crocante, acompañado de chucrut y puré de manzana, puede ser la diferencia entre el frío invernal y la calidez amistosa de un gran bocado. Lo mismo con tradiciones como sus Chuletas Kassler o el Goulash con esa pasta rústica y corta llamada spatzle. Recetas típicas de su carta, a la que se unen crudos y un Carpaccio de salmón casero de clase nacional. Aparte de estos platos, digamos, típicos, han configurado una lista de pastas más de estilo italiano: sorrentinos o bien otras masas con cinco salsas diferentes a elección, aparte de un risotto que complementa su propuesta. También cuentan con un juego de proteínas y guarniciones para armar: carnes como filete o entraña, con spatzle, puré, papas alemanas, rosti o salsas como la de queso roquefort o a la pimienta verde. Opciones a la segura que se agradecen en tiempos inciertos.