La clave es la diversidad

Una cocina peruana abierta a variadas experiencias, bajo un ambiente donde resalta la música en vino, son algunos de los ganchos de este comedor nortino.

Es un espacio que, desde lo culinario, combina varios atractivos que hacen de Ñusta algo especial. Es tanto la comodidad de sus espacios como detalles cortesía de una coctelería con mano experta, lo mismo que un variado repertorio de música en vivo. Se trata de com-plementos por cierto, que anteceden a un menú donde la suma de cocina peruana tradicional y algunos arrestos chilenos, unen fronteras de sabor. Porque lo mismo hay una colección cebichera a la peruana como carpaccios singulares como el de guanaco patagónico. Así cómo sirven lenguados enteros fritos, aparecen arroces al estilo chifa tal como en el barrio chino de Lima. Suma y sigue con sus cortes de carnes y pescados cocinados a la piedra o bien, para compartir, la tabla de la casa: con carnes y mariscos flambeados al vino. Un cuan-tohay para elegir, porque allí la clave es la diversidad.