Alfonso Undurraga: El retorno

Autor: Ana María Barahona

17 de Agosto de 2023

ENTREVISTA ANA MARÍA BARAHONA. FOTOGRAFÍA SEBASTIÁN UTRERAS L.

Durante junio se celebraron elecciones de directorio en Wines of Chile, luego de cuatro años comandado por Aurelio Montes Basseden. El resultado dio como nuevo presidente a Alfonso Undurraga Marimón, quien vuelve en gloria y majestad a la primera línea del vino en uno de los momentos más complejos para el país con sobre stock y caídas históricas en exportaciones y consumo. Hoy llega como parte de los propietarios de Viña Koyle pero también como actor del vino a granel.

“Partí trabajando profesionalmente en 1992 en Viña Undurraga, pero pasé buena parte de mi juventud haciendo lo propio en vendimia. Primero a cargo de las exportaciones y luego como director comercial hasta 2006 en que la familia sale de la propiedad de la marca familiar”.

¿Fue lógico u obligado para usted entrar al mundo del vino o a Undurraga en particular?
No, para nada. Piensa que somos 50 primos, y los únicos que seguimos ligados al negocio somos mis hermanos Cristóbal, Max y yo. Nunca hubo una presión por continuar. De hecho, cuando estudiaba comercial en la Católica, los profesores me decían: “Undurraga, ojalá no se dedique al vino porque se va a morir de hambre”. Pero lo cierto es que partí en los noventa que es como la época dorada, en que vendías todo.

¿Cómo mira hoy la salida de su familia de Viña Undurraga?
No tengo la misma pena que hace 15 años, pero algo queda siempre porque es el nombre de mi familia... todo lo que soy y todo lo que sé, se lo debo a Undurraga. Aprendí de mi abuelo, mi padre, contactos inter- nacionales que mantengo hasta hoy. Y haber trabajado con don Rafael Picciotto, con esa mentalidad de distribuidor, nos abrió mucho la mente. Mirándolo en perspectiva fue un golpe, el remezón me hizo replan- tearme muchas cosas; buscar nuevos caminos. Súper orgulloso de lo que construimos.

Con su padre deciden rearmarse y salir al mercado con Koyle que es completamente distinta a Undurraga pero, en lo personal, su negocio más importante es el granel...
Sí, el granel me llegó de rebote cuando salí de Undurraga. Con Koyle decidimos hacer vinos finos, caros, de nicho, pero mis contactos iban por el volumen.

¿Por qué decide asumir la presidencia de Wines of Chile, y qué desea aportar?
Para mí fue un gran honor reemplazar a Aurelio Montes, que es director de Koyle, pero además trabajó en Viña Undurraga en sus inicios. Le tengo mucho cariño...Y, bueno, soy el tercer Undurraga que asume este desafío. Siempre he participado. Es lo que me gusta y creo fuertemente en defender a la industria del vino, las visiones que uno tiene y devolverle al vino, a este producto tan noble, algo de lo que me ha entregado.

Para usted, ¿cuáles son los hitos de la administración de Aurelio Montes?
Hay que recordar que a Aurelio le tocaron dos crisis muy complejas como fueron el estallido social y la pandemia, cuesta dejar un legado, pero pienso que sus mayores logros están en el área internacional, en la llegada con los monopolios de Canadá, haber salido más de Europa y mirar Asia, pero que es un camino que debemos reforzar. Su trabajo también fue muy importante en reforzar nuestra imagen de vinos premium, y mirando en retrospectiva, la pandemia fue súper positiva para nosotros en términos de venta. Y el consumo local de vinos en Chile también subió.

Usted asume en un momento muy complejo, con caídas históricas en volumen y bodegas llenas de vino por vender. ¿Es el peor año que ha visto el vino chileno en los últimos 30 años?
Sí, está duro. Si el segundo semestre se comporta de la misma manera que estos meses, sería el peor año de las últimas tres décadas. Es una suerte de tormenta perfecta con caída en volumen y valor sobre el 20%: toda empresa debió ajustar remuneraciones por la inflación, baja en el dólar, y la caída de todo. Aunque no creo que sea algo estructural que el consumo de vino vaya a caer un 20%. Quizás tenemos que repensar nuestra estrategia y entender que los próximos años no vamos a crecer mucho, o no vamos a crecer.

Da la impresión que Chile se quedó pegado en algunos mercados en ciertas góndolas de vinos baratos, y con escasa capacidad creativa...
Llevamos hartos años dando espacio con los escasos recursos a los vinos premium, que me parece muy bien, pero hoy hay que reconocer que tenemos un excedente de vino a nivel local, y tenemos que hacernos cargo de eso y las etiquetas caras nunca han movido nuestro volumen.

 

¿Qué le gustaría lograr en estos dos años de presidencia?
Ayudar a pasar este mal rato, con creatividad e inteligencia. Creo que los graneles llegaron para quedarse y seguir dejándolos en el patio trasero es ciego y mezquino. Es una discusión que hemos tenido, sin humo blanco, pero mi mirada es que más que un problema es parte de la solución ante la coyuntura que estamos viviendo.

El otro tema que he tomado casi en términos personales es el ILA, que es más grande que el IVA, y que nos cargan de manera absolutamente injusta. A mí me gustaría en el mediano plazo eliminarlo. Creo que es injusto que una industria que da empleo a gente de campo, no es la más rentable en comparación a la minería, por ejemplo. En este hueso no hay dónde sacar más, y pagamos 100 millones de dólares anuales como industria.

Además, si nos comparamos con otros países productores, como los argentinos, España, Italia, Francia, no pagan ILA. Porque seguir dando como argumento el alcoholismo que tuvo Chile en otras décadas, es un sinsentido.

Aurelio Montes dijo en varias oportunidades que “hay que mostrar lo entretenido para vender lo importante. ¿Coincide con esa mirada?
Es un comentario muy cierto y el tiempo va mostrando que tenía razón. Nos pasa a todos que el día a día te gana, todas esas cosas entretenidas algún día van a ser rentables, pero hoy son una inversión… está bien que haya chicos que se enfoquen en eso, pero no puede ser la mirada de industria. A los periodistas les puede encantar, pero al final del día hay que pagar las cuentas.

-Hay un tema que generó controversia hace unos meses cuando ocurrieron los incendios en Biobío e Itata, y dio la impresión que no hubo acciones claras y concretas de parte de los gremios, aparte de espaldarazos o unirse a acciones de pequeños grupos o personas. ¿Es que a Vinos de Chile le importa poco o nada ese patrimonio?

Creo que hay una desconexión fuerte con el sur y que nos manejamos en términos gruesos de Casablanca a Maule. Claramente nos cuesta hacer lazos porque no hay bodegas, no hay relación fuerte… es parte de la historia, pero no hay esa fluidez.

Nos dio pena, pero a diferencia de las forestales que tienen a sus trabajadores y sus instalaciones ahí, el grueso de nosotros no estamos allá. Te llega un poco de rebote porque solo compras uvas, pero los que se metieron fueron dos gatos. No más que eso.

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