Café Turri, Valparaíso: marcando el paso

Lo que ocurre con este símbolo del Valparaíso culinario es que, por muy clásico que sea, no le vendría mal actualizar algunos términos que signan –hoy- un local tradicional.

Autor: Carlos Reyes M.

31 de Enero de 2019

Dos pisos de exterior blanco e interiores lustrosos, de tono madera oscuro y formas clásicas. Turri no pierde el buen toque estético, al menos desde el renacer que significó, hace poco más de una década, la llegada a su cocina del francés Erwan Salaun, trabajo continuado luego por Cristián Gómez. Después ambos partieron, dejando las bases de un restaurante de turismo apelando a recetas francesas, chilenas y de pastas. Un estilo internacional más bien de la vieja guardia, aplicado a un puerto que sigue aprendiendo a explotar sus nostalgias.

Lo que ocurre con este símbolo del Valparaíso culinario es que, por muy clásico que sea, no le vendría mal actualizar algunos términos que signan –hoy- un local tradicional. Hacer un mayor esfuerzo por tener “pesca del día” o especialidades marinas fuera de carta. Hacerle más el quite al atún o a la tilapia (¡tilapia!) en un comedor de esa trascendencia para la ciudad. No vendría mal instruir al servicio –un excelente garzón en las formas- para que evite decir “no está de moda” comer pescados más frescos y cercanos, si uno está mirando ensoñado la bahía porteña.

En la mesa hubo vaivenes inquietantes. De entre lo agradable: un Pisco sour a la chilena ($ 3.400) bien balanceado, seguido de unas Mejillas de congrio al pil pil ($ 8.000) un poco resistentes en términos de textura, aunque correctas en picor y sabor marino criollo. También lució un Pastel de jaiba ($ 10.700) que pese a ese exceso de queso gratinado (casi una constante en todas partes), mostró gusto marino, consistencia y aliños comedidos en sus toques vegetales. Del otro lado la Lasaña di Seppia ($ 9.500) presentada como la especialidad de la casa, rellena de ostiones y camarones, era una maqueta: poquito marisco, casi nada de sabor salvó a su salsa cremosa. Échenle caldo marino a la mezcla para darle gusto, por favor.

De cierre, una Tarte tatin ($ 3.900) hecha puré (de manzana y masa), más bien una ofensa a la receta original. Al Turri le sigue llegando gente, tiene buena vista y mejores espacios. Un mejor relato, refrescando su tradición y sus comidas, es posible. Y sin dejar de lado la calculadora.

De los vinos: más de 80 etiquetas de viñas reconocidas, cepas clásicas y sin mucho juego en términos de novedades tipo pequeños productores o estilos más actuales (quizá confían en su descorche de $ 12.000). Ok, respetable para su estilo, pero sí les vendría bien ampliar sus opciones por copa ($ 3.200): seis para tanta carta, es poco. No hay sommelier. Hubo alguna vez.

Dirección: Templeman 147, Cerro Alegre, Valparaíso.
Teléfono: 322252091 y 322365307.
Consumo promedio: $ 25.000 p/p
Formas de pago: efectivo, tarjetas.
Horario: lunes a sábados de 10.00 a 23.00. Domingos de 10.00 a 18.00 horas. Mail: en la página web.

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