Chile y el mundo a los pies
Decanter destaca diversidad expresiva de los vinos chilenos
17 de Agosto de 2018El destacado columnista de la revista Decanter Andrew Jefford, copresidente del Decanter World Wine Awards (DWWA), destacó a Chile por su participación en el concurso 2018, dada su "diversidad expresiva" en lo que calificó como un verdadero "rompecabezas".
Jefford dijo que uno de los "placeres" de este concurso es que junto a sus colegas "pueden echar un vistazo a los vinos de todas partes, y con 17,000 vinos en disputa, eso es todo un privilegio. Las dos semanas de evaluación, además, nos llevan a una especie de caminata desde el campamento base a través de las tierras altas de Silver, Gold y Platinum hacia la cumbre de los 50' Best in Show".
"Hace tiempo que sabemos que las zonas vitícolas de Chile tienen una aptitud inigualable para la viticultura; es indudable que Chile ofrece algunos de los mejores vinos del mundo" apuntó Jefford, agregando que "los notables éxitos de exportación de Chile no hubieran sido posibles sin los enólogos expertos y sensibles. Además, su comunidad vitivinícola comprende los imperativos de la buena elaboración del vino y la expresión del sitio, así como la entrega de valor y consistencia en los vinos de marca".
Un peldaño más arriba, el crítico de Decanter esboza que el desafío "parece ser vitícola". Argumenta que hay un "elenco chileno" para muchos de los vinos del país, en todos los niveles, "incluso los de las regiones más nuevas o los elaborados con las ambiciones de mayor calidad". A modo ejemplar Jefford dice que "la nota herbácea que era tan familiar en el pasado, particularmente con merlot y carmenère, está en declive; sin embargo, incluso los vinos más ambiciosos parecen tener dificultades para no transmitir la sensación de que la planta verde acecha detrás de la fruta, proyectando una débil sombra sobre la fruta. Esto es cierto tanto para los vinos blancos como para los tintos. El enigma es que a menudo acompaña a una gran madurez; no es necesariamente un rasgo de maduración mixta o falta de madurez, como ocurre a menudo en otros lugares".
En un punto de inflexión, Jefford es tajante en decir que "no es, permítanme ser claro, una imperfección; de hecho, es posible que los fanáticos fieles de los vinos chilenos de todo el mundo sigan este rasgo como algo que les gusta especialmente". Para él, el problema es "su ubicuidad, ocultando las diferencias regionales y estilísticas que de otro modo podrían mandar".
"Olvídate del roble, por supuesto. Si Chile lograra unir su notable pureza y encanto de fruta a blancos de estructura vinosa tensa, y a tintos en los que la textura y las estructuras tánicas maduras se combinan para borrar el recuerdo de plantas, hojas y zarcillos, tendría el mundo a sus pies", concluye Andrew Jefford .