CRÍTICA DE RESTAURANTE. Zarita: ambiente y poco más

Un comedor peruano que se dice arequipeño y que honra al pasado material de Barrio Yungay, descuidando lo esencial: la comida.

Autor: Carlos Reyes M.

02 de Mayo de 2019

Zarita hace juego con Boulevard Lavaud (Peluquería Francesa) su vecino cercano, por conectarse al pasado del barrio mediante artefactos: butacas, viejos instrumentos musicales, enrejados, teteras, muebles maderosos, que se llevan bien con la épica de Yungay y sus casonas de techo alto. Pero pareciera (casi tal como en la Peluquería) que el ambiente se devora a la propuesta culinaria. Como si los cocineros se embelesaran con el entorno y olvidaran que están ahí para cocinar y no para fungir de anticuarios.

Ejemplo uno: un pisco sour correcto, aunque sin el toque de limón nortino que marca la diferencia. Ejemplo dos: un Achicharrado mixto ($ 9.500) de buena fritura pero con más jibia chiclosa y papas preelaboradas que pescado o camarones. Ejemplo tres: Picante de camarones ($ 9.500), plato arequipeño en un restaurante que se precia de tal, deslavado de sabor, con crustáceos ecuatorianos (la idea es que sean de río) y un mix de verduras tan triste al gusto, que parecía recién salido de la bolsa. Una vergüenza. Lo mejor: un Cebiche de reineta adaptado al sabor local.

Hay que ponerle ojo a su carta de vinos, elemental, monotemática, que se le puede sacar más brillo. Mientras tanto, más vale pasar de largo, hasta que se acuerden que representan -en Santiago- a la región más vibrante del comer peruano.

Compañía 3023, Santiago Centro. Tel. 226815857.

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