En la ruta del Maipo Sur

Cinco nuevos trayectos enoturísticos parten la próxima semana, mostrando parajes desconocidos de comunas como Paine y Alhué.

07 de Junio de 2018

Carlos Reyes M.

Su nombre oficial es Ruta Patrimonial Enoturística del Valle del Maipo, un diseño trabajado durante más de un año, pensando en visibilizar de mejor forma, una zona de la Región Metropolitana ajena a los circuitos asociados a la cultura del vino y a la naturaleza de aquel territorio. Es decir, comunas como Paine y Alhué, un tanto alejadas circuito ofrecido a los visitantes, más cercano a Santiago. Este miércoles 13 se inaugura de manera oficial su implementación.

Los recorridos son cinco y cuatro de ellos se desplegarán a la zona sur del Valle del Maipo; el otro es una especie de bonus track, también pensado en cubrir una necesidad no resuelta del todo: un circuito que une Santiago Centro y Barrio Bellavista, guiñando a la poesía nerudiana, al patrimonio del barrio Yungay junto a Lastarria. No está de más decirlo, las copas de vino están presentes en cada parada por medio de conversatorios (Restaurante La Gárgola) y degustaciones (Bocanáriz).

“Se pueden encontrar alternativas de acuerdo con los diferentes perfiles del usuario. Tenemos, por ejemplo, propuestas premium, ideales para turistas de negocios, hasta paseos por cerros dirigidos a turistas aventureros”, precisa Denisse Montt, cabeza del proyecto. En el diseño de cada recorrido, aparece la intención por vincular la cultura enológica con las bondades naturales y humanas del territorio. LA CAV estuvo presente en uno de ellos, iniciado en Huelquén, parte de la comuna de Paine y pequeño enclave campesino a poco menos de una hora de Santiago.

Pocos saben que el actual Camino Padre Hurtado, ex Los Morros, forma parte de un sistema que une Gran Avenida, San Diego, Bandera e Independencia por el norte. Se trató del antiguo Camino Real que conectaba Santiago con el sur del país. Tampoco que ese trazado formó parte de una ruta Inca. De alguna manera esa impronta colonial y campestre se ha filtrado con el correr del tiempo en ese poblado. Se nota en su iglesia, primera parada del trayecto, una construcción pequeña y robusta, que como todo poblado del Chile Central forma parte del centro urbano. Enfrente, una panadería cuyas raíces datan de 1908, espera sirviendo té y marraquetas de factura más ligera respecto del canon típico de ese pan. O sea, denotan lo que son: una nueva generación de propietarios, en tránsito por apropiarse de una identidad local.

Luego viene un museo, el de El Tránsito, pegado a una escuela básica rural y a una capilla en reconstrucción tras el 27F, donde se puede apreciar el estilo de vida del latifundio chileno, vigente hasta hace medio siglo. Después el salto es hacia la modernidad, con una visita a los cultivos orgánicos biodinámicos de viña Antiyal. El trayecto sigue con un almuerzo en Chacana, un restaurante que en realidad no es tal, sino un comedor casero -o al aire libre cuando el día está bonito- en un condominio pegado a los faldeos precordilleranos, regentado por una familia ítalo-chilena. Pastas, verduras de temporada, panes caseros, se suceden junto con el vino, apreciando un paraje impresionante del valle, visto desde las alturas. El tour finaliza con algo, digamos, más formal: una visita a Viña Santa Rita y sus atractivos clave en la localidad de Alto Jahuel: el museo y sus centenarias dependencias.

Se trata de visitas pensadas desde dos a 15 personas, en buses y que duran todo un día. Más informaciones en www.maipo.travel desde el 13 de junio.

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