Hombre pensando de norte a sur

Enólogo Rodrigo Soto

Autor: Ana María Barahona

11 de Marzo de 2020

ENTREVISTA: ANA MARÍA BARAHONA / FOTOGRAFÍA: MACARENA ÁLVAREZ

Cuando Rodrigo Soto dejó Benziger para volver a Chile como enólogo jefe de Veramonte allá por 2012, sintió que su paso por Estados Unidos había cumplido su tiempo. Hoy de vuelta en California a cargo de la gerencia del grupo de viñas Huneeus Wines, el enólogo recuerda lo dicho hace menos de una década y reflexiona: “Sí, quería estar en Chile para aportar”.

Rodrigo, “el Negro Soto” como lo conocen todos, ha profundizado su estilo pausado, reflexivo, bastante alejado del star system de la enología chilena. Suele hablar desde la emoción y esta entrevista no fue la excepción.

-¿Por qué te fuiste de Chile o por qué volviste a Estados Unidos?

Fue una decisión fuertemente familiar, de darnos cuenta con Mai (su mujer) que no estábamos llevando la vida que queríamos. Demasiada exigencia y con escaso tiempo para nuestras hijas. Romper el modelo cuesta mucho... pero coincidió que la Mai se tomó un receso laboral y la verdad es que los seis años en Veramonte me pasaron la cuenta, me cuestioné y estaba en esa reflexión cuando aparece la opción de volver a trabajar con Agustín, en Estados Unidos.

-¿Tuviste un quiebre con respecto a lo que estabas haciendo en Chile?

Hicimos muchas cosas, y me alegraba escuchar que Veramonte había vuelto de nuevo a competir. La realidad es que vivir el día a día de la gerencia en Chile, con trabajadores es muy dura. Logras un reconocimiento pero se pierde rápido la perspectiva de lo importante. En Chile parte del problema es que falta horizontalidad y el componente social de las empresas no suele ser considerado.

-¿Y lo social cómo se ve en una viña?

Mira, alguien hablaba que las viñas cobran muy caro por sus vinos. Y, en Estados Unidos por ejemplo, que tiene un precio por botella bastante más alto que en Chile, estoy seguro que no hay país vitivinícola que le pague mejor a sus obreros... si le puedo pagar US$25 la hora a un trabajador agrícola me hace inmensamente feliz, y me acomoda pelear por eso y el modelo lo permite. Porque los ejecutivos ganamos lo mismo que acá, entonces sí hay sentido y sí se puede.

-¿Con qué te encontraste en Huneeus Wines?

Quintessa es una bodega súper establecida, pero siempre hay espacio. Tenemos una enóloga seca que se ha complementado conmigo y además estoy a cargo del campo que siempre me ha gustado. Me toca ver las otras propiedades del grupo tanto en Napa como en la costa y Oregon (Flowers, Faust, Quintessa, Benton-Lane, Leviathan) que son cerca de 300 hectáreas.

-¿Cuál ha sido el aprendizaje este tiempo?

Uff, ha sido enorme. Por ejemplo, los vinos americanos son casi desconocidos en el extranjero, ahí como chilenos tenemos una ventaja enorme y he tratado de aportar. También la mirada fuertemente productora, con una preocupación real por la tierra y la calidad. Mi llegada ha impulsado el manejo biodinámico y estamos en ese proceso, refinamiento, incorporar esa filosofía en los vinos y no solo en las viñas. Finalmente, sigue siendo estimulante trabajar con gente increíble y seguir aprendiendo.

-¿Cuál es tu visión del presente del vino americano?

Hoy el vino americano vive un despertar y un interés real por exportar, y los productores consolidados como Quintessa con 25 años de historia tienen todo para ser atractivos en este camino a la internacionalización. De hecho, ya entramos a trabajar con los négociants franceses.

-Llegas a Napa y pasa lo de Agustín F. Huneeus y Agustín padre, ya jubilado y alejado de la primera línea, tiene que volver. ¿Cómo lo has vivido?

Agustín volvió ese mismo día... Como te dije antes, día... Como te dije antes, él me dio una oportunidad impensada y creo que lo mínimo que uno puede hacer en momentos de crisis, de dificultad, es pararse al lado con cariño y profesionalismo. También se aprende mucho... lo que hizo Agustín por su hijo es una lección de vida, de hombría, de paternidad. No me arrepiento ni un segundo de haber estado ahí.

-Tu generación es la más exitosa de la enología, pero muchos viven con temor a cruzar el charco y son muy críticos de lo que ha hecho Chile afuera...

Sin duda, pero al salir tú miras todo con otros ojos. A ti te podrá gustar más o menos un vino, la etiqueta, el personaje, pero lo que han hecho nombres como Seña, Almaviva por la imagen de Chile es tremendo y están teniendo reconocimiento a toda prueba. Desde mi perspectiva, no hay que olvidarse del que te hizo brillar. No lo puedes desconocer. Y tengo mucha esperanza en las generaciones que vienen y también me siento responsable de ser parte de un Chile que desde el vino también sea mejor, también haga cambios.

-¿Y sueñas como todos en tener tu propio vino?

Sería un capítulo entretenido pero estoy convencido que no me voy a sentir incompleto si no lo tengo.

Otros artículos