La inspiración migrante en lo nuevo de Danés

Platos asociados a cocinas orientales con larga data en Chile y también recetas latinoamericanas, destacan en la nueva propuesta sandwichera y para compartir de esta cadena de comida

Autor: Carlos Reyes M.

20 de Diciembre de 2019

El nombre de Danés nace inspirado en la calidad legendaria de sitios como Fuente Alemana. Como lo “alemán” en nuestro imaginario, ya es marca registrada en términos de sandwichería urbana de calidad, nombrarla como el vecino de ese país europeo aún resalta esa aura. Cosas de la psicología de los nombres, porque escandinavo o no, tiene méritos propios por ofrecer calidad estándar, de cadena, llamativa entre sus pares.

Aseguran que en cualquiera de sus locales se come de la misma forma. De un lado porque cuentan con un centro de producción único, y por el otro, porque una de las gracias de este tipo de lugares es bailar coordinados: en cocina, en servicio, en ambiente; en suma en onda. El estilo de Danés se remarca en platos con ciertas cualidades. Los churrascos y lomitos más anchos que altos, ensaladas voluminosas, verdes y efectivas. A veces en vez de pan, hojas de lechuga para cada sandwich, dándole un uso eficiente a las inefables y paliduchas escarolas.

En esta visita hubo un par de novedades, elegidas de entre platos renovados, a su vez de una carta grandota en la que predominan sándwiches y platos carnívoros para compartir. Una selección acompañada de un schop de tono anaranjado para refrescar la terraza durante la tarde. Nos decantamos hacia opciones que son tan chilenas como internacionales. La deriva cantonesa, sí, tal como se lee, aparece en las Papas mongolianas ($ 6.900). Una chorrillana bien producida, equilibrada a la vista y colorida de mayonesa, cebollín, siracha, ají más para el perfume que para el picor, que coronan un corte de lomo blando y libre de toda neura: o sea de nervaduras y durezas. Cada bocado fluye, se hace fácil, con el leve crocante de unas papitas fritas de pudorosa cobertura seca que denota su previo empaque congelado (es cadena, no hay que olvidarlo).

El otro plato se hace más cercano, que denota lo ya acostumbrados que estamos a la presencia ecuatoriano-colombo-venezolano (y demases), que nos allegó la cultura de la arepas en Chile. Como el bollo de harina de maíz puede servirse con cualquier cosa, allá la rellenan de hamburguesa ($ 7.900) con queso mantecoso, cebolla caramelizada, palta y algo de pico de gallo para levantar un poquito las cejas gracias a su picor comedido. Un plato contundente, que invita a una cerveza. También a compartir.

Hay harta golosura en Danés, con postres intensos, con una amplitud de carta, que en esta nueva versión de su propuesta, se acrecienta aún más.

Tobalaba 201, Providencia.

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