Lo que dejan los incendios

Autor: ANA MARÍA BARAHONA

01 de Junio de 2023

Todavía hay coletazos de los dramáticos incendios que afectaron a viñedos de Itata, Biobío y algunas zonas del Maule. En estas páginas analizamos los efectos directos del fuego y el humo.

El pasado 20 de febrero cuando los incendios en la zona sur de país estaban en plena expansión, Vinos de Chile organizó un seminario con expertos australianos para dar luces sobre la experiencia en incendios ese país productor. Como moderador estuvo el destacado profesor y Director del Centro Tecnológico de la Vid y el Vino de la Universidad de Talca, Yerko Moreno, quien además oficia de asesor en varias viñas chilenas y cuenta con experiencia en esta problemática.

Para el especialista hay tres efectos claros de este tipo de catástrofe en los viñedos: aquellos dañados por completo hasta la base, lo que implica la muerte de la planta; aquellas vides que tuvieron algún deterioro intermedio ya sea en hojas o brotes del año, pero su tronco sigue vivo y, por último y no menos importante, aquellos que sufrieron el efecto del humo.

“Hemos sorteado situaciones parecidas años anteriores, como en Maule en 2017 o antes en Leyda, por ejemplo, así que algo de experiencia tenemos y hemos tratado de traspasar esa información de la manera más clara posible”, explica Moreno.

Lo sucedido durante este verano en Itata -mayormente-, Biobío y algo leve en Maule ocurrió durante un momento crucial de la temporada: con las yemas preexistentes, por lo que las decisiones en el campo y vinificación siguen su curso. “En un catastro primario creemos que hay cerca de 500 hectáreas afectadas en total, de eso cerca de 5% se perdió por completo (muchas de ellas patrimoniales de más de 100 años), un 30% chamuscadas y el resto con efecto del humo más que las cenizas”, explica el director del Centro Tecnológico de la Vid y el Vino de la U. de Talca.

Respecto al efecto del humo, hay que considerar el momento del incendio y sus potencialidades: “Claramente habrá defectos aromáticos, notas a humos, pero también hay efectos gustativos, ya que se ha comprobado que variedades con pieles delgadas como pinot noir o cinsault es casi imposible que no sufran de esta contaminación invasiva”.

Un punto importante para considerar en el caso del efecto del humo y su persistencia es el material que resultó combustionado cerca de la planta. Es distinto si es bosque, arbusto o caucho (material de riego, por ejemplo). “Lo que hemos podido comprobar acá y lo que dicen los estudios internacionales es que los precursores de fenoles volátiles pueden liberarse durante el almacenamiento del vino. Es muy difícil sacar un vino no contaminado”.

Pero antes de eso, habrá que evaluar el estado del viñedo, cosechar manualmente (ya que con maquinaria la fruta es más golpeada y puede perder jugo que ya puede venir contaminado), y prensar lo menos posible en la bodega. “Se pueden hacer muchas cosas, sacando los jugos por separado para ir probando, y ver cuáles están muy afectadas o no. Quizás incluirla en alguna base de volumen amplio, o hacer un vino tipo rosé con poco contacto de pieles”, explica Moreno.

Hay productos que intentan enmascarar o disminuir el efecto del humo, pero además de ser costosos para pequeños productores, muchos enólogos consultados por LA CAV en medio de los incendios dijeron no confiar en su real ayuda cuando el daño es importante.

Por otro lado, queda preparar el camino para las temporadas venideras. Aquellas plantas con daños leves en su corteza deben sufrir cortes durante invierno/ primavera y podarlas para que vengan con menos carga la temporada siguiente. “Se irán a dormir con la alcancía vacía luego del shock del incendio, por eso debe empezar a funcionar lentamente para el próximo año”, dice el profesor. También recalca la importancia de trabajar, mover esos suelos erosionados por efecto del fuego, tratando de reponer pasto. “Nada peor que suelos desnudos”.

Yerko Moreno desliza una frase que da luces de una de las mayores virtudes de la vid: “Es súper resiliente, y a pesar de haberlo pasado muy mal, tendremos la mayoría de los viñedos recuperados en un par de temporadas”.

Otros artículos