Mal Paso Pedro Jiménez: la distinción de la masividad

Botella con una etiqueta azul que denota sobriedad. Usar una tapa que no sea rosca eleva las expectativas; que proclame su variedad fuerte y claro le da una atención singular.

Autor: Carlos Reyes M.

17 de Diciembre de 2019

Son pocas las pisqueras que declaran su cepa, en medio del océano de más de 30 millones de litros producidos cada año. Desde ese punto de vista el nuevo integrante de la familia de pisquera Mal Paso, desde Limarí, marca distancia en los piscos que rondan los $ 10.000 por botella. Se abre paso dentro de una categoría de destilados blancos, los más cercanos en las formas al origen histórico de nuestro espirituoso nacional.

Hay que hacer algunas precisiones sobre la Pedro Jiménez, para aquilatar el valor de esta botella. Se trata de una cepa de origen hispano que se supo asentar en cada territorio donde tuvo la oportunidad de prosperar. Argentina, Chile, entre otras. Los tiempos, el clima, la naturaleza de cada territorio, posiblemente separaron la hermandad varietal según algunos estudios (Jorge Pérez, UC, 2006), que versan sobre las diferencias entre la composición genética de las uvas americanas con la original del sur de España.

Qué se puede pedir, aparte de saber arrancharse en cada lugar. Se comenta que llegó al país en el siglo XVII y como sucede en tiempos largos de precariedades agrícolas, muchas veces fue abandonada, plantada junto a otras variedades, sumado a la natural adaptación a cada terruño. Conclusión: ya es de acá y tiene códigos propios. Sobre todo en el Norte Chico, donde -otro dato importante- es una variedad inmensamente popular. Es que es rendidora y como a diferencia de muchos cultivos de vinos de la zona centro, acá se le pueden sacar incluso más de ¡50 toneladas por hectárea! Esa cualidad no pasa desapercibida por supuesto, ya que casi la mitad de las 8711 hectáreas de uva pisquera, es decir 4012, corresponden a Pedro Ximénez, según el último Catastro Vitícola (2017) lanzado por el SAG.

En general se le asocia a un perfil modesto en términos aromáticos, aunque cooperativas pisqueras y grandes productores han hecho esfuerzos por subirle el perfil durante este siglo, sobre todo. También han hecho desarrollos pensando en su potencial como espumante (algunas líneas de Sensus, el espumante de Capel) tanto por sus cualidades como para darle una salida a la enorme producción que ostenta.

Así las cosas Mal Paso Pedro Jiménez nace desde “las bases” de la producción de uva pisquera nacional. Ahora otra cosa es el trabajo en bodega que hace Anuar Contreras, jefe productivo de la empresa y con una larguísima experiencia y sabiduría destilando. De ahí que salga un pisco totalmente transparente, que muestra una intensidad media en nariz con notas que van desde lo leve cítrico, lo salino, tonos herbáceos y un fondo dulce. La boca hace juego de sensaciones con la nariz, mas bien lineal sin exhuberancias, con un fin frutal y limpio. Hará juego solo, como bajativo sin duda. Pero más lo veo como la base de buena y compleja coctelería. En ese sentido sería un sobrio consorte, como lo enuncia su etiqueta.

Precio de referencia: $ 9.900.

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