Misión imposible: cierra conocido bar de vinos en Nueva Costanera

Este sábado 30 de marzo y tras dos años y medio, terminó su ciclo el que llegó a ser el local de su tipo más grande de Santiago

Autor: Carlos Reyes M.

01 de Abril de 2019

“(Le va bien) de noche pero mal en los almuerzos. Si tú me preguntas, dentro de los ocho restaurantes que componen mi grupo, claramente este es el que menos gana. Es como la haute culture versus el prêt-à-porter.” Comentaba Jérôme Reynes en una entrevista concedida a LA CAV en febrero de 2018. Una temporada más tarde, ya sin su chef Jonathan Michel y orientado a una cocina más sencilla y chilena, La Misión, quizá el bar de vinos más ambicioso instalado en la zona oriente de Santiago, anunció su cierre mediante un comunicado, tras dos años y medio de funcionamiento.

El proyecto liderado por el publicista y empresario gastrómico francés junto a Katherine Hidalgo y Nicolas Samson, se pensó para acoger a unas 90 personas sentadas, en teoría atraídas por una cocina de corte gala y mediterránea, de alto nivel, sumada a una lista de más de 400 etiquetas de vinos nacionales y más de 40 por copas, salidas desde una gran barra de vinos. La gran mayoría de sus vinos eran nacionales, pero buena parte provenía de todos los países productores de vino en Sudamérica. De ahí el nombre “La Misión”, aludiendo a la primera cepa de uva vinífera traída por los españoles al continente, que en Chile se conoce como país.

El cierre de este local no fue explicitado por sus propietarios. Sin embargo, en la misma entrevista concedida a LA CAV, Reynes pone en énfasis la poca disposición que, al menos en esa zona de Santiago, existe para beber vino de excelencia y de diversos orígenes. “Para ser un país productor de vinos hay pocos espacios (...) en Chile no hay gente que salga a beber vino”. Esto, tomando en cuenta el éxito de Bocanariz, su otro bar de vinos en sociedad con Katherine Hidalgo y ubicado en barrio Lastarria. “El chileno sale a comer con vino eventualmente y sí a tomar cerveza. En cambio el extranjero busca wine experience.”

En aquella entrevista, Reynes comentó una anécdota que puede sintetizar el por qué del cierre de su negocio gourmet: “Por acá han pasado los hombres más ricos de Chile y siempre toman el vino más barato de la carta. Y quizá por eso son ricos. Es gente bastante tradicional. El público más abierto es el foodie, que multiplica experiencias, que sale a comer y quiere cosas nuevas. Esos y los extranjeros que quieren conocer de todo”.

Con el cierre de La Misión, reduce las opciones para el consumo de vinos finos en el barrio, bajo el formato de bar de vinos. Algo que, de todos modos, se modera por la presencia de sitios como La Vinoteca o la recientemente abierta La Brasserie en la cercana Alonso de Córdova. También confirma una tendencia expresada en calle Nueva Costanera: la preeminencia de espacios más bien orientados a cocinas sencillas usando productos de calidad y bajo formatos lujosos y de diseño. Cosas como expendios de pastas, parrillas, pizzas, cebicherías y otros perfiles culinarios menos sofisticados. La reciente partida de Boragó hacia Escrivá de Balaguer refuerza esa idea.

 

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